Espero escribir poemas durante estos meses.
Tengo la ilusión de trazar algunos versos
aunque sé cuán inútiles son los poemas.
No han corregido ningún aspecto de mi vida.
Tampoco me han causado desbarajustes graves.
Con pasión y sin culpa ejercí la sátira, la invectiva.
Lo hice de manera desafiante e inocente,
como niño quemando sus manos entre risas.
Ahora sólo tengo las cenizas de esos poemas:
páginas con residuos borrosos, nubes secas.
Pero confío en que vuelva a llover sobre mi espalda.
Entonces me ocultaré en mi pieza y registraré
el sonido de las gotas que caen del alero sin rozarme.