La esperma sucia de una vela

La esperma sucia de una vela

y la incapacidad tuya

para decirme las cosas

está definiendo de alguna manera

mis días. No creo tener

el alcance que tu reclamas

ni la tranquilidad ni los dolores

calmos que tanto te hacen falta.
Las cosas se delinean en la fineza

de sus contornos, y aquí

la esperma se ha mezclado

con la mecha negra quemada.

Lo único que se me ha ocurrido hacer

ya estaba hecho por otro

y mis libros nunca

salieron de mi casa.

Para tu seca belleza extranjera

mal vistas son las despedidas,

yo por mi parte, no tengo qué hacer

sino poner la vista

en los edificios de enfrente,

recordar el patio de mi colegio

formado para entrar a clases

y de esta  manera

encubrir el imposible

olvido de estar arriba

o abajo tuyo. Debí aspirar

una vida común,

seca de rabia y sin

tanta ostensible pasión.

Ninguna tarde más

será regada con tu fría mirada

ni sabré cómo me queda

la ropa. Te fuiste sin haber

llegado y yo  con el aire

entre los dedos,

reclamo ceguera

en asuntos de amor.